TODAS LAS PROMESAS
«Pues todas las promesas de Dios son en El Sí, y en El Amén»
(2.a Corintios 1:20).
I. LA DIGNIDAD DE LAS PROMESAS. «Son las promesas de Dios.»
1. Cada una de ellas fue dada por El según el propósito de su buena voluntad.
2. Son lazos de unión entre sus secretos y sus actos, siendo la voz de su secreto y el heraldo
de su acto.
3. Despliegan las cualidades de Aquel que las pronunció. Son verdaderas, inmutables,
poderosas y eternas, etc.
4. Permanecen unidas a Dios. Después del lapso de los siglos son todavía sus promesas, al
igual que cuando fueron expresadas.
II. EL CARÁCTER DE TALES PROMESAS. «Todas las promesas.»
1. Son halladas tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo; desde el Génesis al
Apocalipsis, a través de muchos siglos.
2. Son promesas de dos clases, condicionales e incondicionales: Promesas para ciertas
obras, y promesas de un orden absoluto.
3. Son promesas para toda clase de cosas, corporales y espirituales, personales y generales,
eternas y temporales.
4. Contienen bendiciones de diversos caracteres tales como: Para el penitente: Lev. 26:40-
42; Is. 55:7; 57:15; Jeremías 3:12-13.
Para el creyente: Jn. 3:16-18; 6:47; Hech. 16:31; 1.a Pedro 2:6.
Para el servidor: Sal. 37:3; 9:40; Prov. 3:9-10; Hechos 10:35.
Para el que ora: Is. 45:11; Lam. 3:25; Mat. 6:6; Salmo 145:18.
Para el obediente: Ex. 19:5; Sal. 119:1-3; Is. 1:19. Para el que sufre: Mat. 5:10-12; Rom.
8:17; 1.a Pedro 4:12-14.
III. LA ESTABILIDAD DE LAS PROMESAS. «Todas las promesas son en El Sí, y en El
Amén.»
La palabra griega «sí» y la palabra hebrea «amén» son usadas para dar seguridad, tanto a los
gentiles como a los judíos.
1. Su estabilidad es en Cristo, más allá de toda eventualidad; pues El es: el Testigo de la
promesa de Dios, la seguridad del convenio, la suma y sustancia de todas las promesas, el
cumplimiento de las promesas por su encarnación cumplida.
2. Su muerte redentora, su perfección viviente, su ascensión al trono de todo poder.
IV. EL RESULTADO DE LAS PROMESAS. «La gloria de Dios por nosotros.»
1. Nosotros glorificamos el condescendiente amor con que hizo la promesa.
2. Glorificamos su poder, viéndole guardar la promesa.
3. Le glorificamos por nuestra fe que honra su veracidad, esperando los bienes que nos ha
prometido.
4. Le glorificamos en nuestra experiencia, la cual prueba que sus promesas son verdad.
Conclusión
Un predicador dijo en una reunión de oración de Fulton Street: «Yo puedo contar todos los
cheques como dinero cuando hago mi balance; del mismo modo, cuando no tengo suficientes
bienes de este mundo, puedo tomar como efectivo las promesas de Dios, pues son como cheques
a la vista por la misericordia divina, y podemos contar con ellas entre nuestras posesiones.
Entonces es cuando nos sentimos ricos, y es rica el alma que confía en la palabra de Dios y toma
sus promesas como algo de uso presente.»
Las promesas de Dios son como los vestidos que llevamos: si hay vida en el cuerpo nos
calientan, pero no si no la hay. Cuando hay una fe viva la promesa nos proporciona un dulce
consuelo, pero sobre un corazón muerto e incrédulo son inefectivas y no dan ningún calor. Son
como si pusiéramos un collar en la garganta de un cadáver. . WILLIAM GURNELL.
Si una persona se apoya sobre las promesas de Dios, y no sobre Jesucristo, será como nada...,
porque ¡hay tantos que traen promesas al trono de la gracia y sacan tan poco de ellas! Es porque
se apoyan sobre las promesas, en vez de apoyarse en el Cristo de la promesa. . Faithful Teate.
Es tan sólo cuando estas promesas se reducen a la experiencia que nos limpian de toda
impureza de la carne y del espíritu, haciéndonos participantes de la naturaleza divina,
haciéndonos andar de un modo digno de la vocación a la cual hemos sido llamados, llenándonos
de bondad, benevolencia y haciéndonos soportar gozosamente toda clase de pruebas. Entonces es
cuando glorifican a Dios por nosotros. . WILLIAM JAY.
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